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| By: Mr.Creepypastasfull |
Era un nuevo día y había Sol y era hermoso. Todo se mantuvo así hasta
las 4 de la tarde, cuando vino Fabricio a mi casa. A pesar de que era negro,
estaba blanco como un zombie y era depresivo verlo en ese estado: estaba pálido
y frío, mi mamá se sorprendió al verlo así y llamó a su casa, pero la línea
estaba cortada. Entonces mi madre y yo nos sentamos en la mesa y le preparamos
un café a Fabricio, quien ni bien agarro la taza, la tiró porque se le cayo de
la mano. Después de esto Fabricio puso una cara enojada muy forzada, y entonces
nos comenzó a explicar lo que había pasado.
Fabricio tenia una voz aguda que se asemejaba a la de un cantante de
pop, pero esta vez, estaba con una voz tenue y tembloroso, era impropio de él.
Con esa misma voz tétrica nos explicó todo el problema. Lo primero que dijo
fue: “Luciano, tenías razón , debíamos salir corriendo del lugar. Lo primero
que vi al entrar ahí, fue lo de siempre , elegir bando y soldado , pero acá
había algo extraño. Una vez que elegí el bando de Anti-Terroristas, no me
apareció uno de esos típicos para elegir: aparecí yo en esa lista y como única
opción a elegir; yo acepté, pero me lleve un susto enorme” (en este momento la
voz de Fabricio se hizo mas fuerte y ronca) “En la lista estaba el nombre de
toda mi familia, mi mamá, mi papá y mis hermanos, al principio pensé que sería
mera casualidad , pero me equivoqué, yo pasé eso de largo y seguí jugando.
Entonces, me encontré con uno de los enemigos y le estaba temblando el rifle. A
pesar de que yo solo estaba con una pistola, él tenía un rifle de francotirador
y me estaba apuntando en la cara” (él sabe eso porque Fabricio tenía un hack
para saber donde le apuntaban) “Y entonces decidí matarlo con cuchillo para
ahorrar balas. No pude evitar ver que se le caían las lágrimas al que iba a
matar. Cuando lo maté, salió un grito estremecedor; no parecía venir del
estéreo. Cuando vi el nombre era mi hermano mayor, Diego, él trabajaba en una
oficina. Enseguida escuchamos el teléfono sonar, ignoré eso y escuché a mi
madre gritar y llamarme a mi y a mi hermano menor Sebastián de 11 años. Nos
reunimos todos y al parecer Diego había sido asesinado: tenía marcas de
puñaladas en el cuerpo y estaba llorando de alguna forma. Ella dijo que no nos
moviéramos de casa y que me quedara cuidando a Sebastián, entonces yo casi
llorando volví al Counter Strike, y lo que vi me dejó sin palabras: donde había
muerto esa persona, había encontrado un mensaje en sangre diciendo: “Ya has
matado a uno, faltan 3 y quedarás liberado de las cadenas que te atan”. Yo no
entendí y seguí jugando, pero entonces me aparecieron 2 terroristas en el
Counter Strike. Como antes, no me dispararon; escuché que se abrió la puerta, y
era mi padre, quien venía del trabajo feliz como de costumbre. Venía con una
sonrisa en su rostro (seguramente aun no sabía lo de Diego), nos saludo a mi y
a mi hermano, y como él era fan del Counter Strike como nosotros, se sentó a
ver como jugaba”
Llegado este punto Fabricio estaba envuelto en lágrimas y tuvimos que
acercarnos más debido a que su voz era tan temblorosa que apenas era audible.
“Después disparé sobre uno de los terroristas, lo herí en la pierna,
pero el juego decía que no murió por el disparo. Un lamento muy agudo cubrió la
habitación, y nos entró a los 3 un escalofrío enorme. Mi padre era mas cagón
que mi hermano de 11 años, pero él dijo: “No le hagas caso”. Seguí jugando. Entonces,
disparé en la cabeza al terrorista que quedaba, y mi padre cayó de su silla.
Cuando mi hermano y yo levantamos a mi padre, notamos que tenía un agujero en
la cabeza. Mi hermano estalló en lagrimas al notar esto y yo vomité del asco
que me dio esa imagen; lloré de tristeza por la muerte de mi padre, pero cuando
iba a llamar a la Policía, pasó algo curioso: la Policía nos llamó a nosotros y
nos informó que nuestra madre murió en su auto. Al parecer le pasó algo en la
pierna y perdió el control del auto, saliendo así de la autopista”
Lo que sigue se los contaré yo: Fabricio era perspicaz, por lo cual se
dio cuenta que por lo que dijo ese mensaje, la única manera de terminar esto,
era romper las ataduras y salir del sueño, lo que significaba que tendría que
matar a su hermano en el juego (al menos eso pensó). Pero cuando fue a buscar a
Sebastián, el último terrorista, resulta que en el extremo superior derecho
apareció el icono de suicidio. Entonces dejó de escuchar el llanto de su
hermanito, se dio vuelta tembloroso y lo que vio fue horrendo: Vio a su hermano
degollado por una tijera en sus manos y otra insertada en la garganta. A pesar
de esto, Fabricio no se puso mal. De hecho, se alegró y empezó a reír a
carcajadas (según me contó). Él pensaba de que al morir todos, en la siguiente
partida resucitarían, como es de costumbre en el Counter Strike. Pero lo que
vio lo dejó helado: vio que donde decía Terrorista, la lista de nombres estaba
en gris, como si fueran espectadores; entonces se sentó y encontró a todo el
bando enemigo junto, y leyó lo que decían:
-Diego: “¿Por que me mataste hermano, que te hice para que me hicieras
eso?”, el personaje salió de la lista.
-Su madre: “Debí haberte prohibido ese juego, ahora eres un asesino, no
eres más mi hijo”.
-Su padre: “Nunca me lo imaginé”.
Fabricio, tembloroso, estaba preparado para leer la última oración, pero
se sorprendió de lo que pasó: habló por el estéreo, como si tuviera un
micrófono y con la misma voz de pito de su hermano Sebastián dijo: “Estamos
contigo, y vamos a vengarnos. Te
mantendremos en esta casa y si te vas te matamos”.
Entonces Fabricio, cerró los ojos y nos dejó de contar. Mi madre estaba
pálida como una hoja, y se alarmó al ver a Fabricio cerrar los ojos. Estalló en
lágrimas; Fabricio levantó la mirada, y empezó a llorar sangre. Dijo: “Me
liberaré de esas ataduras”. Yo conocía bien a Fabricio y sé lo que iba a hacer.
Entonces salté de la mesa, pero como el era 3 años mas grande que yo, me dio un
puñetazo en la panza y caí. Fabricio lloraba y gritaba diciendo: “Voy a
terminar esto, no juegues más al Counter Strike”, y se mató con los utensilios
de la cocina: se clavó un tenedor en un ojo y como no encontraba los cuchillos,
el muy desesperado por el dolor, seguía clavándose los tenedores. Como vio que
no moría, agarró una cuchara y se empezó a golpear la garganta hasta abrírsela.
Mi madre estaba llorando asustada y yo no podía respirar de ese puñetazo. Vi a
un amigo morir como si nada, y no lo pude ayudar. Mi padre al ver esto llamó a
la Policía, pero llegó 10 minutos tarde.





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